Actualmente hay en el mundo más de 4.000 millones de personas con déficit de hierro y algo más de la mitad padecen anemia ferropénica (un 15 por ciento de la población mundial), según datos de la Organización Mundial de la Salud.
La anemia ferropénica es el tipo de anemia más frecuente y aparece a causa de una deficiencia de hierro, un componente que tu cuerpo necesita para funcionar bien y que debe ser extraído de elementos del entorno, ya que no es producido directamente por el organismo humano. Si te falta hierro, tu cuerpo no aprovecha el oxígeno que recibe
El déficit de hierro, con o sin anemia, debe ser estudiado (ya que puede ser la consecuencia de una patología subyacente) y posteriormente tratado. La importancia de la corrección del déficit de hierro viene dada por el riesgo existente de progresión de la anemia, isquemia y daño orgánico si la causa de base no es identificada y tratada, en la medida de lo posible, y repuestos los depósitos del organismo.
Estado del pelo y las uñas
En España, se estima que el 20 por ciento de las mujeres en edad fértil, el 40 por ciento de las gestantes y el 15 por ciento de los adolescentes tienen anemia ferropénica.
Asimismo, afecta al 10 por ciento de los lactantes y preescolares y al 5 por ciento de los ancianos (en estos últimos puede llegar al 20 por ciento de los mayores de 85 años y al 50 por ciento de los que se encuentran hospitalizados).
La anemia ferropénica puede producir la caída del pelo, ya que al haber poco hierro, hay poca hemoglobina que pueda realizar su función de transportar el oxígeno a los tejidos. Si esto sucede, los bulbos pilosos (donde se encuentran las raíces de los folículos pilosos) no reciben suficiente oxígeno y, por tanto, no están suficientemente nutridos. En consecuencia, y como si de una planta se tratara, la flor, que vendría a ser nuestro cabello, se muere y el pelo cae.
Ocurre lo mismo con las uñas, que pueden verse escamadas, abrirse en capas o presentar estrías. Cuando la anemia es crónica las uñas pueden adoptar forma de cuchara.
Consejos para el cuidado del pelo y las uñas cuando hay anemia
Lo primero es acudir a tu médico para hacerte un análisis y comprobar los niveles de hemoglobina y hierro en sangre.
Si los resultados confirman que padeces de anemia, lo más normal es que te receten suplementos de hierro ya que tienen bastante eficacia para corregir el problema. Asimismo, se intentará corregir la causa a la que se debe esa anemia.
También puedes tratar de incluir en tu dieta alimentos ricos en hierro: hígado, carne roja (con altos niveles de zinc, también importante para la salud del cabello), huevos, moluscos como berberechos y verduras verdes como las espinacas o las acelgas.
Es muy beneficioso combinar las fuentes de hierro con alimentos ricos en vitamina C, que ayudan a la absorción del mineral. Entre estos alimentos se encuentran los pimientos, canónigos y una buena cantidad de frutas, como los cítricos o los kiwis.
Aunque lo principal es que te alimentes de forma completa para que los folículos pilosos estén bien nutridos, una medida eficaz son los tratamientos de bioestimulación, especialmente en los procesos de recuperación tras una anemia. Su función como vasodilatadores es precisamente facilitar la circulación de la sangre y que ésta llegue a los folículos pilosos.
Si necesitas más información sobre este tema, no dudes en contactar con alguno de nuestros dermatólogos de Canarias Dermatológica. Estaremos encantados de poder ayudarte.