Si eres el primero en llegar y el último en irte de la oficina, puedes estar poniendo en serio peligro tu equilibrio emocional.
“Según un estudio de la Universidad de Londres, publicado en la revista PLoS ONE, la gente que trabaja más de 11 horas al día tiene el doble de riesgo de padecer depresión de los que hacen jornadas de 8 horas.”
Pero el trabajo en exceso y pasar demasiadas horas en una oficina tampoco es nada bueno para tu piel.
Consejos para una piel sana en la oficina
Hoy te ofrecemos diez consejos saludables para luchar contra la sequedad e irritación del aire acondicionado y la falta de humedad que los lugares cerrados causan en nuestra piel:
- Hidratar la piel. Los sistemas de climatización provocan desequilibrios entre la temperatura y la humedad ambiental que nuestra piel tiende a tratar de compensar, lo que provoca que se deshidrate.
- Especial atención a las zonas expuestas. La hidratación debe centrarse especialmente en cara, cuello, escote y extremidades, puesto que son las áreas más expuestas. Así evitaremos la aparición de infecciones y eczemas.
- Hacerlo dos veces al día, incluso si tenemos piel grasa. Recordemos que cada tipo de piel necesita, según sus características, un hidratante específico. Por ello recomendamos que acudas a la consulta de tu dermatólogo para que determine qué tipo de producto es más adecuado para tu piel.
- Usar limpiadores suaves antes de la hidratación. Entran en esta categoría aquellos productos con pH no alcalino.
- Beber 2-3 litros de agua al día para hidratarnos también “desde el interior”
- Evitar hidratantes con aceites o con sustancias comedogénicas que obstruyen los poros de la piel.
- En su lugar, optaremos por productos que contengan sustancias con propiedades calmantes.
- En la piel expuesta seca no se deben usar productos con alcohol o propilenglicol. Se utilizan fórmulas que aporten agua, aceites vegetales como el ácido linoléico y ceramidas, así como distintas concentraciones de vaselina o lanolina.
- Controlar la existencia de agentes contaminantes: químicos (formaldehido, compuestos orgánicos volátiles, polvo, fibras, dióxido de carbono…), biológicos (bacterias, hongos esporas, toxinas, ácaros…), y físicos (humedad relativa, ventilación, ambiente térmico…).
- Controlar la humedad (entre 40 y 60%), temperatura ambiente (entre 20-24ºC en invierno y 23-26ºC en verano), temperatura del suelo (19-26ºC), concentración de CO² inferior a 1.000ppm, suministro de aire superior a 30m³/hora/persona que debe triplicarse en caso de que haya fumadores, velocidad media del aire inferior a 0,15m/sg en invierno y 0,25m/sg en verano.