La onicofagia, del griego onyx (uña) y phagein (comer), se define como la costumbre de “comerse o roerse” las uñas con los dientes. Esto puede llegar a provocar heridas en dedos, labios o encías, alteraciones dentales o el desarrollo de varias infecciones. Es un patrón de conducta que se inicia en la niñez y adolescencia, pero que puede llegar a la adultez. Se calcula que cerca del 25% de los adultos tiene onicofagia.
El estrés o las dificultades para resolver los problemas cotidianos, la baja autoestima o la timidez y dramáticos cambios en el entorno social cercano como divorcios, pérdidas de seres queridos, violencia, malos tratos, presión por los estudios o, en definitiva, todas esas situaciones y emociones que afectan a nuestro estado psicológico, pueden provocar este hábito.
Problemas en la uña
El borde libre de la uña desaparece y en ocasiones, se incrusta en el lecho ungueal (la parte de la piel donde crece y se apoya la uña). También se producen alteraciones en los pliegues ungueales, como la inflamación persistente o paroniquia crónica. En los casos más severos se produce un deterioro de la uña en sí, y la formación de cicatrices locales.
“En determinadas ocasiones se pueden producir lesiones en las cutículas, formación de padrastros o infecciones alrededor de las mismas, impétigos, verrugas, panadizo herpético, etc.”
Otros problemas asociados a onicofagia
El hábito repetido de morderse las uñas, generalmente con los mismos dientes, produce alteraciones dentales como maloclusiones localizadas, alteración la estética de los dientes por abrasión, erosión o astillamiento y malposición dentaria.
Las uñas mordidas y posteriormente ingeridas pueden impactarse en la faringe y producir reacciones inflamatorias, pueden aspirarse y pasar al árbol bronquial favoreciendo infecciones, o lo que es más frecuente, que pasen al tubo digestivo y por no poder digerirlas, sean expulsadas del organismo a través de las heces.
Algunas personas pueden sentir también malestar psicológico debido a que se sientan avergonzadas por el aspecto de sus uñas, socialmente mal visto; lo que a su vez, podría aumentar el estrés o la baja autoestima.
¿Cómo se puede eliminar el hábito?
Esta patología requiere un trabajo médico en equipo ya que requiere la atención de un psicólogo o psicoterapeuta que trabaje en las causas del hábito, un dermatólogo que repare los posibles daños ocasionados en las uñas, las cutículas o la piel, y un odontólogo en caso de que el problema esté afectando también a los dientes.
El procedimiento para solucionar este problema pasa por varias claves:
- En primer lugar, se deben identificar cuáles son las situaciones que disparan la ansiedad y también cómo combatirla.
- Realizar ejercicios de relajación y meditación.
- Utilización de férula que impida el morderse las uñas.
- Arreglar las uñas, a medida que vayan creciendo y mostrárselas a los demás.
- Terapia psicológica para modificar la conducta, controlar los nervios, afrontar la ansiedad y finalmente romper el hábito
En Canarias Dermatológica disponemos de una unidad médica exclusivamente dedicada al tratamiento de enfermedades y alteraciones en uñas, en la que atenderemos su caso para buscar la mejor solución tanto desde el punto de vista dermatológico como del estético y psicológico. Contamos con los últimos tratamientos, tecnología de vanguardia y los mejores dermatólogos en Las Palmas de Gran Canaria.