El inicio del cole o la guardería siempre trae consigo los mismos problemas: gripes, catarros y piojos en los niños. Hablamos de la pediculosis, una infestación cutánea producida por un insecto hematófago –el piojo– que parasita exclusivamente al ser humano, y que se transmite por contacto directo, siendo altamente contagioso.
Hoy te explicamos por qué son tan resistentes los piojos además de resolver las dudas más frecuentes al respecto y ofrecer a los padres algunos consejos de utilidad para su tratamiento y prevención.
Los piojos en los niños
En numerosas ocasiones, una mala utilización de los tratamientos y un incorrecto seguimiento del problema originan la resistencia de estos parásitos en los menores, agravando el problema. De ahí que sea necesario aclarar a la población cuál es el correcto protocolo a seguir en este tipo de casos.
“La pediculosis es una enfermedad altamente contagiosa que afecta sobre todo a los niños y que tiene una mayor incidencia en aquellas épocas del año en la que muchos pequeños coinciden en cualquier tipo de actividad, como los campamentos de verano, o en esta ocasión, la vuelta al cole.”
El problema de los piojos es que se trata de un insecto que se alimenta de la sangre que se encuentra en los vasos sanguíneos del cuero cabelludo y se mueve con relativa rapidez pasando con facilidad de un pelo a otro.
Recomendaciones a los padres
Un problema que suelen encontrarse los padres a la hora de detectar los piojos es que la sintomatología que habitualmente lo acompaña, como el picor (que es el más evidente) no siempre aparece al principio de la infección.
El picor es debido a una reacción alérgica a la saliva del piojo y puede tardar una o dos semanas en aparecer.
En una infestación típica, suelen encontrarse unos diez piojos adultos, junto con multitud de liendres y larvas.
Esta infestación también cursa la sensación de cosquilleo o de algo que se mueve sobre el cabello y puede producir irritabilidad.
Muchos niños se infectan pero no desarrollan esta sintomatología hasta algunas semanas después por lo que en ese tiempo en el que no se ha detectado el problema, los piojos se han ido reproduciendo todavía más además de haber podido contagiar a otras personas.
Para llevar a cabo un diagnóstico certero, éste debe realizarse mediante la observación directa. Las claves son: buena luz y paciencia.
Lo mejor es realizar un exhaustivo cepillado sobre el cabello húmedo con un peine de púas finas, fijándose especialmente en la zona de la nuca y alrededor de las orejas para localizar los piojos vivos y las liendres adheridas al pelo.
Las liendres se diferencian de la caspa y el polvo en que éstas son más difíciles de separar del pelo.
Tratamientos
- Pediculicidas. En España, los pediculicidas tópicos comercializados son la permetrina y otras piretrinas sintéticas, el malatión o el lindano. Estas últimas pueden producir alguna que otra neurotoxicidad, por lo que han quedado un poco relegadas en favor de la permetrina. Cuando se necesitan otras alternativas (como por ejemplo en el caso de una mujer embarazada o en un niño menor de dos años) se utiliza un tipo de silicona (se trata de un aceite que crea una vaina alrededor del pelo que asfixia al piojo).
- Eliminación mecánica. La eliminación mecánica de las liendres es un complemento esencial al tratamiento con pediculicida tópico y también es una opción posible, pero menos eficaz, en el caso de contraindicación al tratamiento farmacológico (en casos de niños muy pequeños o mujeres embarazadas). Para que la eliminación mecánica funcione como tal sin pediculicidas, requiere motivación, tiempo y adiestramiento. Tras realizar el tratamiento con el pediculicida, se deben eliminar los piojos y liendres usando una liendrera, Esta debe pasarse sobre el cabello húmedo, sobre el que el piojo tiene menos movilidad. Se requieren entre 15 y 30 minutos (incluso más si el cabello es largo o muy espeso) para realizar la técnica adecuadamente y es conveniente repetir el cepillado con lendrera cada 3 o 4 días durante al menos dos semanas.
- Fármacos orales. Cuando las anteriores opciones se han quedado cortas o incluso se ha detectado una resistencia ante los mismos, suele recurrirse a fármacos orales (normalmente de una sola toma). Esto suele solucionar definitivamente el problema, pero rara vez se llega a este extremo, ya que si la utilización de la permetrina o la silicona se lleva a cabo de forma meticulosa, lo más probable es que tenga éxito.
Cuestiones a tener en cuenta
Tener piojos no tiene nada que ver con el nivel socioeconómico o las condiciones de higiene, ya que simplemente se trata de una enfermedad con alto nivel de contagio que se produce más frecuentemente en niños.
El principal efecto adverso que pueden tener es una sobreinfección de la zona, es decir, que al niño le pique una zona y que dicho lugar se sobreinfecte por bacterias y esto acabe generando problemas como inflamación ganglionar.
Sin embargo, desde Canarias Dermatológica nos recuerdan que los piojos de la cabeza no transmiten ningún tipo de infección sobre la que la familia tenga que preocuparse.