La vista puede no ser la única afectada de las intensas jornadas de teletrabajo o el aumento en el consumo de pantallas en casa durante el confinamiento por Coronavirus. Y es que aunque no seamos conscientes, nuestra piel (especialmente en nuestro rostro) también puede sufrir consecuencias como hiperpigmentación o la afectación a la síntesis de colágeno, lo que podría traducirse en envejecimiento prematuro.
En casa estamos expuestos a radiación ultravioleta y luz visible (luz que ‘se ve’), como por ejemplo la luz azul, casi toda procedente del sol pero también de pantallas de dispositivos electrónicos.
¿Qué es la luz azul y cómo puede incidir en nuestra piel?
La luz azul se utiliza en Dermatología como una herramienta terapéutica. No obstante, una exposición abusiva a la misma puede provocar daños cutáneos por estrés oxidativo y modificaciones en el estado hídrico de la piel, lo que puede provocar resequedad, mayor envejecimiento y pigmentación según indicó la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), en el marco de su 47 Congreso Nacional celebrado el pasado año en Barcelona.
Además, una elevada exposición a este espectro activa los melanocitos, lo que incrementa la melanina cutánea. Asimismo afecta a la barrera cutánea, ya que la exposición a esta radiación altera la síntesis de algunas proteínas.
Hasta un 30 por ciento de la radiación que el sol emite entre las nueve de la mañana y las ocho de la tarde es luz azul, pero este porcentaje no supone ningún riesgo para la salud de la piel. No obstante, hay que prestar atención a otras fuentes como las luces LED y las pantallas de los dispositivos electrónicos. Así, un estudio ha concluido que se necesitarían pasar aproximadamente 48 horas seguidas de exposición a luz azul para generar una dosis que afecte a la piel.
Recomendaciones para personas con tendencia a la hiperpigmentación
Sería recomendable que las personas con tendencia a la hiperpigmentación (fototipos altos) o aquellas con melasma, evitaran en la medida de lo posible el estar mucho tiempo delante de pantallas o tenerlas muy cerca. Aún no se dispone de evidencia suficiente como para recomendar el uso de fotoprotección de manera rutinaria ante la exposición a pantallas, aunque es posible que pacientes con melasma difícil de tratar, que ya estén haciendo tratamiento dirigido por un especialista, que no acaben de mejorar y que pasen mucho tiempo expuestos a la luz azul, pudieran beneficiarse del uso de fotoprotectores con óxido de hierro, que les protegería frente a la luz azul. Ya existen en la farmacéutica dermatológica cremas hidratantes con protector solar dirigidas a minorizar el estrés oxidativo, la destrucción del colágeno y la hiperpigmentación ocasionada por la luz azul. En la mayoría de los dispositivos esta la posibilidad de adicionar filtros de luz azul a las pantallas.
Sin embargo, sería aconsejable moderar el uso de las pantallas, aunque no tengan efectos tan negativos como la luz ultravioleta.
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