El pie de atleta, o lo que es lo mismo, la tinea pedis o tiña del pie es una enfermedad contagiosa, producida por un grupo de hongos llamados dermatofitos que se nutren de la queratina. Afecta a la planta de los pies y a los espacios entre los dedos principalmente en adultos jóvenes varones. Son varias las especies de hongos que pueden producirla: Trichophyton rubrum, Trichophyton interdigitale y Epidermophyton floccosum.
¿Cómo se produce el contagio?
El contagio suele producirse por contacto directo cuando la piel sana roza una piel infectada o por contacto indirecto a través de calzado, alfombras, o cuando se camina con los pies descalzos en suelo contaminado de duchas, saunas y piscinas. La denominación de pie de atleta deriva de la fácil adquisición de la infección entre deportistas que frecuentan gimnasios. Esto se debe a que las esporas del hongo pueden permanecer sobre algunas superficies durante un tiempo si se mantienen las mismas condiciones de calor y humedad.
Principales síntomas del pie de atleta
La tinea pedis afecta frecuentemente a ambos pies. En estos casos las partes de la piel afectadas se inflaman al mismo tiempo aunque con distinta intensidad. Los síntomas típicos del pie de atleta son: enrojecimiento de la piel, humedad, picor, descamación entre los dedos del pie y formación de ampollas.
El dermatólogo reconoce normalmente la existencia del pie de atleta al explorar el pie. Una exploración de muestras de piel bajo el microscopio puede aclarar la presencia de un hongo; pero cuando el resultado del análisis microscópico no es claro o si es necesario determinar con mayor precisión el tipo de hongo en cuestión, se puede enviar una muestra al laboratorio para cultivo micológico.
Tratamiento del pie de atleta
El tratamiento de la tinea pedis se realiza con antifúngicos. Para que sea eficaz es importante mantener secas las zonas de la piel afectadas. Para ello basta con secar muy con una toalla o servilletas de papel entre los dedos del pie, aplicar polvos, medias de algodón y utilizar calzado transpirable. Si junto con el pie de atleta también se padecen inflamaciones e incluso vesículas, se recomienda tratar primero las inflamaciones.
Algunas recomendaciones a tener en cuenta
Algunas recomendaciones para evitar la transmisión de esta enfermedad son por ejemplo: lavar la ropa en contacto con la lesión (a 60 grados como mínimo), desechar el calzado contaminado o emplear productos antifúngicos y limpiar las superficies con desinfectantes como la lejía.
Para impedir la reinfección, además de las pautas anteriores, el paciente debería mantener una higiene adecuada evitando caminar descalzo en zonas comunes y asegurándose de mantener los pies secos, haciendo hincapié en los espacios entre los dedos.