El acné está fuertemente asociado a la pubertad, de hecho 8 de cada 10 adolescentes lo sufren. También existe acné en la edad adulta pero ¿por qué afecta en mayor medida a los jóvenes?
Durante el paso de la pubertad a la edad adulta se produce un fuerte cambio hormonal que produce alteraciones en la piel: más producción de grasa, poros dilatados y obstruidos, inflamación.
El tipo más frecuente es el llamado acne vulgaris que aparece en cara, cuello, hombros, parte superior de la espalda y pecho. En la mayoría de los casos, éste desaparece casi por completo cuando abandonan la etapa de la adolescencia.
El acné no es solo un problema estético
Al contrario de lo que muchos puedan creer, el acné no es sólo un problema estético y debe ser tratado por un dermatólogo especializado.
El acné es un trastorno de la piel como consecuencia de la inflamación de las glándulas sebáceas. Conforme el cuerpo empieza a madurar se produce una “explosión hormonal”, éstas estimulan la producción de sebo en las glándulas sebáceas lo que conlleva una mayor secreción de grasa en la piel.
El responsable de esto son las hormonas masculinas (los andrógenos), por ello los chicos sufren casos más severos de acné. Además, de tener fisiológicamente una piel más grasa y gruesa. Por otra parte, en las chicas aparece antes el acné y suele durar algo más.
Al analizar la piel de los adolescentes, los expertos han visto que tienen una mayor tendencia a tener poros abiertos y formar comedones (puntos negros), pápulas y pústulas (granos).
El acné puede dejar cicatrices en la piel si no se siguen las recomendaciones necesarias y los tratamientos marcados por el médico dermatólogo, pero también puede dejar cicatrices psicológicas en los jóvenes.
Esta situación es difícil de sobrellevar, sobre todo, en una edad en la que se generan tantas inseguridades y empiezan a forjar su propia personalidad.
Volver a lucir una piel perfecta
Es importante comenzar a tratar el acné lo antes posible para limitar su extensión y empeoramiento. Los especialistas recomiendan seguir una rutina de higiene facial, no tocar los espinillos ni granitos ya que se pueden inflamar o dejar cicatriz, no abusar del sol y beber agua.
Para evitar que el acné deje su huella en la piel es necesario, primero, cumplir estos pasos preventivos y, en segundo lugar, un tratamiento específico a cada perfil.
Desde Canarias Dermatológica recomendamos realizar una consulta dermatológica en la que el médico analice cada caso de manera exhaustiva con el fin de establecer un tratamiento efectivo.