El propósito de este tratamiento es prevenir la aparición de arrugas en el rostro, lo mejor es empezar a aplicar el tratamiento cuando se notan las primeras líneas de expresión. Está pensado para un paciente joven, de unos 20-30 años, que busca prevención. Es decir, personas que aún no han quebrado la piel al contraer repetidamente los músculos del rostro.
Por tanto, se recomienda para pacientes jóvenes que quieren mantener su expresión de forma natural durante más tiempo. Si se espera un poco y las arrugas se hacen más profundas, hará falta una cantidad mayor de toxina, y por tanto un tratamiento más convencional.
Hay que tener en cuenta que el tratamiento no es efectivo cuando las arrugas están muy marcadas, serían necesarios muchos retoques para conseguir resultados notables.
Los efectos del tratamiento se empiezan a notar entre 3 y 10 días tras su aplicación. La duración depende en cierta medida de cada persona, aunque la media está entre 4 y 6 meses. Tras ese período, los resultados empiezan a debilitarse. En ese momento se recomienda repetir la técnica, ya que los músculos aprenden a contraerse menos y las arrugas se suavizan.
Es probable que su efectos de antes y después de su aplicación sean imperceptibles para quienes te rodean. Solo si eres tú quien se ha sometido al tratamiento notarás algún cambio. Lo que supone un gran triunfo, porque es lo que estás buscando.